lunes, 6 de enero de 2014

El aprendizaje permanente es una herramienta de desarrollo personal y social para amplios sectores de la sociedad, que tienen el derecho y la necesidad de incorporar a su bagaje de competencias  aquellas consideradas básicas para vivir y trabajar en el siglo XXI. La población adulta no puede renunciar a la adquisición y desarrollo de competencias personales y sociales, necesarias para ejercer su derecho a una ciudadanía activa.


El aprendizaje a lo largo de la vida es un concepto que coloca al aprendizaje más allá de las instituciones educativas y a su alrededor, han surgido una serie de prácticas y modelos en el mundo en las últimas décadas. Desde el reporte de Faure (1972), Aprender a ser, se retomó la crítica de los años sesenta a la educación formal por escritores como Iván Illich, Paulo Freire, Everett Reimer y otros, que promovían que la educación dejara de ser el privilegio de una élite, o un asunto de un único grupo de edad. En cambio, debería ser a la vez universal y permanente.

El aprendizaje a lo largo de la vida es un concepto que coloca al aprendizaje más allá de las instituciones educativas y a su alrededor, han surgido una serie de prácticas y modelos en el mundo en las últimas décadas. 
El aprendizaje a lo largo de la vida es un principio organizativo de todas las formas de educación (formal, no formal e informal) con componentes mejor integrados e insurreccionados. Se basa en la premisa de que el aprendizaje no está confinado a un periodo específico de la vida, sino que va “de la cuna a la tumba”, considera todos los contextos en los que conviven las personas como familia, comunidad, trabajo, estudio, ocio, y supone valores humanísticos y democráticos como la emancipación y la inclusión.


Para hacerlo efectivo, es imprescindible que el alumnado desarrolle las competencias básicas que se incorporan al currículo junto a los objetivos, los contenidos y criterios de evaluación.  Lo que mejor atiende al aprendizaje a lo largo de la vida, que debe acompañar a toda persona mientras dure su vital discurrir, es la de aprender a aprender. 




 


Los aprendizajes adquiridos tienen un periodo de caducidad tan breve, que la formación continua se ha convertido en un elemento imprescindible, en condición necesaria de la productividad.
Si épocas anteriores un mismo perfil profesional era desempeñado por varias generaciones, ahora ocurre lo contrario: una misma generación se ve obligada a desempeñar varias profesiones.
*Educación básica de calidad para todos los niños y niñas, poniendo la alfabetización (adquisición, desarrollo y uso de la lengua escrita) en el centro de los esfuerzos y las  reformas escolares  

*Alfabetización universal para la población joven y adulta excluida del sistema  escolar, no sólo a través de programas específicos para adultos, sino también como parte de los esfuerzos educativos dirigidos a la familia y la comunidad, y a través de todos los medios posibles